LAIKOS RADIO

domingo, 3 de agosto de 2014

Salvados por Jesús

En un día como hoy, en la región oriental del planeta,  nació un niño que daría significado a las acciones buenas, a la esperanza y a la fe en Dios.
Ese hombre  recibió un nombre que es sobre todo nombre que se nombra en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra. Porque su nombre define su persona: Rey Salvador .
Sólo hay un rey, sólo hay uno que salva, y ése es : Jesús el Cristo.
Prometido a los elegidos, desde el principio, Jesucristo, vino a cambiar los tiempos, a romper yugos y a atraer a sí mismo, a todos los hijos de Dios.
Con su vida sin pecado, su sacrificio en la cruz del Calvario, su resurrección de entre los muertos, Jesucristo se coronó como Rey y Señor de todas las cosas creadas.
Por tal razón se constituyó Juez ejecutor de toda la creación, por lo que su designio es ley, sus edictos se cumplen y su justicia se imparte.
Porque su justicia y dominio son verdaderos, se convirtió en Redentor de todos aquellos que creen en El  y su Reino. Y su Gracia acoge a todos los que le aceptan como único Salvador .
De igual manera su ira, juicio y condena contra aquellos que le rechazan.
Jesucristo vino a impartirnos del conocimiento de la verdad, y este conocimiento es que el hombre es pecador.
Por eso los que aceptan la Justicia de Jesucristo, lo hacen  en base a que saben que su naturaleza  humana es corrupta y vendida al pecado y sobre la cual el juicio Divino ha sido dado.
Por eso los que tienen Salvación , la tienen sólo por la Gracia de Dios.
Por la misma razón estos salvos,  elegidos para creer y ser salvos desde antes de la fundación del mundo, esperan vehementemente con esperanza  el día de El Señor, en el cual verán cumplidas todas las promesas de Jesucristo.
Es en ese día y no otro, en el cual serán revestidos con un nuevo cuerpo, uno que ya no tiene relación con el pecado y la condenación.
Mientras esperan, los elegidos, pasamos por esta vida, aborreciendo el mundo, aborreciendo las obras de los hombres impíos, aborreciendo la vanagloria de este mundo, aborreciendo la soberbia, la violencia y la impiedad.
Rogando a Jesucristo, el Padre Divino, que nos libre del mal, pues la humana condición es imperfecta e inclinada a este mundo y al mal.
Mientras esperan los salvados por Jesucristo, viven una vida de renuncia al mundo, a sus deseos, a sus placeres, a sus engaños y a sus falsas riquezas, huyendo de sucumbir a tener parte en las esperanzas de un paraíso terrenal, y caer presa de sus engañosas luces y a su ficticia y destructora felicidad.
Los salvados por Jesús, no estiman aun preciosa su vida, si se trata de cambiarla por la vida eterna con Jesucristo.