Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos.
Mateo 16:6
En la sociedad que vivimos, hemos sido enseñados a estar alerta para no ser contaminados por tendencias que son del tipo de los fariseos de los tiempos de Jesucristo.
Estoy convencido que incluso personas que no son religiosas, usan la frase: “fariseo” para acusar defectos de creyentes que en su criterio son hipócritas.
Ciertamente en el Nuevo Testamento los fariseos son descritos como de criterio estrecho, fanáticos, y hasta cierto punto, hipócritas.
Ciertamente en el Nuevo Testamento los fariseos son descritos como de criterio estrecho, fanáticos, y hasta cierto punto, hipócritas.
Datos históricos nos enseñan que eran numerosos y populares en los tiempos de Jesús, y pugnaban por la tradición sobrenatural y la exactitud ceremonial.
Las personas que tienen un espíritu farisaico, son por excelencia exhibicionistas, ególatras e hipócritas. Pues se presentan como santos, por medio de sus obras, que hacen para ser vistos, no para evangelizar al mundo, sino para presentarse ellos como el centro, usando como excusa el cristianismo.
Debido a que los fariseos eran estrictos en sus formas, la generación contemporánea, se confunde pensando que dedicarse a una vida inclinada a la santidad es un tipo de fariseísmo. Pero buscar mejorar nuestro hablar, nuestro vestir, viviendo una vida separada de los deleites y engaños mundanos, no tiene nada que ver con el exhibicionismo religioso que Jesús condenó en la secta de los Fariseos.
Lo pernicioso de este hecho se manifiesta, cuando los que hacen énfasis en no ser “fariseos”, lo hacen no tanto porque entiendan la gravedad de lo que ese tipo de levadura hace al espíritu del hombre, sino porque ellos mismos son portadores de la levadura del otro grupo que Jesucristo, de igual manera, señalo como nocivo: me refiero a los saduceos.
Los saduceos surgieron durante el segundo siglo antes de Cristo. Simpatizadores de las culturas griega y romana, representaban el liberalismo político y religioso. Su racionalismo los llevaba a negar la resurrección y la providencia divina, a rechazar toda la tradición y a exagerar la libertad de la voluntad humana.
Hoy día las congregaciones auto llamadas modernas, son un vivo ejemplo de los saduceos, hacen todo lo que el mundo hace, brillan como el mundo, no como cristianos, usan de razonamientos humanos en vez de tomar las Escrituras como texto exacto de la Verdad de Dios. Son justamente los saduceos modernos los que llevan en su ADN el espíritu de la apostasía.
Si los fariseos usan de metodología estricta, los saduceos son libertinos, quienes no respetan sino el satisfacer la voluntad humana antes de someterse a los lineamientos de Dios.
Recordemos que Jesús nos exhortó a no contaminarnos con ninguna de estas tendencias : Fariseos y Saduceos.