“Sobre todo tomad el
escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. “
Efesios 6:16
El diablo, en su papel
antagónico hacia Dios, nos ve como sus enemigos y por lo tanto busca
destruirnos, y el único contexto que
puede hacerlo es el material/humano/corporal. Jesús nos lo advirtió:
Sed sobrios, y velad;
porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar " 1
Pedro 5:8
Como no le pudo robar
a Dios, ahora está tratando de nuevo, y nosotros estamos en medio de su
carrera.
Usted y yo sabemos que el enemigo engaña a las naciones para que persiga y aflija a la Iglesia de Cristo con sus dardos de fuego. Siempre nos acusará, condenará, denigrará; tratando de hacernos sentir inferiores, fracasados y sin esperanza. Esos son sus dardos, que vienen en forma de palabras y acciones de los hombres con el fin de afectar sentimientos y pensamientos. Su ataque resulta nocivo cuando como, creyentes, descuidamos nuestra vida de oración privada y el estudio de las Sagradas Escrituras.
Usted y yo sabemos que el enemigo engaña a las naciones para que persiga y aflija a la Iglesia de Cristo con sus dardos de fuego. Siempre nos acusará, condenará, denigrará; tratando de hacernos sentir inferiores, fracasados y sin esperanza. Esos son sus dardos, que vienen en forma de palabras y acciones de los hombres con el fin de afectar sentimientos y pensamientos. Su ataque resulta nocivo cuando como, creyentes, descuidamos nuestra vida de oración privada y el estudio de las Sagradas Escrituras.
Como hijos de Dios
tenemos acceso a la más grande fuente de poder genuina, infalible e
inextinguible que pudiera existir: Dios mismo. Si nos olvidamos de esto, el
Señor permitirá que entremos en lugares en los cuales pareciera vamos a perecer, y es justamente en
ese lugar donde todo está en contra, cuando estamos mas débiles, que
Cristo, nos saca con honra y victoria. Pero a diferencia de el
adversario, Dios deposita en nosotros su Palabra, en forma de promesa, como una
semilla de vida, que germina, produciendo Fe.
Por eso no debemos
dejar nunca de lado el permanecer en Fe, la cual es el escudo de protección contra los dardos
de fuego del enemigo.